
Un pequeño destello de esos ojos en medio de la oscuridad encendío en su piel el recuerdo de encuentros agotados y humedades compartidas.
Sabores exóticos y aromas penetrantes se deslizaban aún en su recuerdo.
Mientras sentía su respiración fluir miraba sus pechos moverse al ritmo del aire que invadía sus pulmones.
Se deslizó más abajo en la cama. En el escenario donde había consumado ese encuentro tan ansiado y del cual había creado increíbles fantasías en su mente.
Río al pensar en las delicias que había experimentado y tocó su cuerpo intentando perpetuar las caricias que el le obsequío.
Cerró los ojos y voló, tan lejos como pudo su oscura imaginación...
Se levantó, tomo su vestido, se pusó las medias y los tacones. Cubrío el cadáver. Y salío.
1 comentario:
Galla, qué siniestras evocaciones... me gustó.
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