viernes, 4 de mayo de 2007

Donde quiera que estes...

Amiga mía:
Me parece increíble estar escribiendo esto para tí, sé que ya de nada sirven las palabras, pero creo que aún captas lo que siento, aceptas mis disculpas y agradeces mis oraciones. Te quiero mucho, aún estás en mi recuerdo y no sólo el mío si no el de todos quienes eramos los invencibles y dueños del mundo, aquella época maravillosa que nos unio para siempre. Si la vida nos distanció o nos hizo olvidar lo que era importante para el otro, ya de nada sirve culparla. Mi corazón se encuentra triste y sé que eso tampoco servirá ahora ni para nunca más.
En mi mente siempre estará tu cara alegre de esos años, la energía que te llenaba al pisar ese espacio que compartimos y que te hacía olvidar que a veces la vida podía ser ingrata y olvidarse que recién empezabamos a caminarla.
Te olvidaste, te olvidaste de que siempre igual estabamos ahí. Y me olvide de que debería habertelo dicho, aunque pensará que lo sabías. Que estupidez humana de olvidar siempre que la vida no es eterna y que las cosas son aquí y ahora.

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