
y vi brillar tus ojos
con las hojas del bosque y el sol en su interior.
Te encontré en un camino sin principio ni final.
Nada que decir, sólo el tiempo dirá
y las aves cantarán su canción con los trinos de esta historia.
Nada que ofrendar,
nada que exigir.
Un corazón palpita eternamente libre en su trono.
Lo tomas o dejas sin mirar hacia atrás.
Antiguos ritos comienzan en silencio...